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Más allá del tinte onírico del Surrealismo-si es que hay algo más allá- que ha perdurado hasta nuestros días, de las vanguardias de principios del siglo pasado nos ha quedado adicionalmente un elemento mucho más determinante: el hambre voraz por la novedad.  De modo que un Ismo tumbaba al otro, y éste pese a que fuese sólido o no, no podía mantenerse con vida porque lo nuevo deja su condición de novedad con el paso del tiempo, al igual que la juventud y por ende debe renovarse. A lo largo de la historia, en todas las épocas, doy fe de haberlo leído, se ha dicho y se dirá lo mismo: “Ya todo esta inventado”,  pero para hoy da la

sensación de que si bien no todo está hecho, existe una gran proximidad, de ahí a que al menos en el arte

y en la moda, o en la moda del arte o el arte de la moda,  se den “re significaciones” a lo que ya existe. 

 

Para el Teatro no ha sido la excepción. Si bien le pudo a la invención de la Fotografía y sobretodo del Cine,

el lenguaje dionisiaco se ha valido de cuanto recurso le ha ofrecido el contexto en el que se sucede sin dejar de funcionar de la misma manera en que se originó: un acto y una audiencia no importa el número de espectadores. Este veterano de las artes del hombre, ha hecho un sincretismo muy sutil pero de gran envergadura residual. Pero, ¿Cómo es que algo que ocurre en tiempo real como las artes escénicas teatrales puede valerse de un lenguaje aparentemente tan ajeno como el cinematográfico, con sus lentes, locaciones

y efectos especiales? ¿Acaso registrando el acto mismo para proyectarlo posteriormente? De ninguna manera, eso ya se intentó en los primeros pasos del Séptimo, y afortunadamente se abolió porque se dieron cuenta que eso lo único que lograba además de aburrir al público era atentar contra su propio lenguaje.  Pues bien, la retroalimentación -si se permite ese uso-está en algo de lo que no se salvan ni los invidentes (ellos también hacen representaciones mentales): la imagen. O mejor, la imagen dotada de Semiología. Sin duda,

el lenguaje a través de imágenes lo ha desarrollado con gran precisión el arte fílmico, con un recurso-por mencionar uno- como el P.D (Plano Detalle) que pone en mayor importancia un objeto o elemento deliberadamente. En las tablas naturalmente, no se podría hacer un P.D en medio de un acto, pues éste funciona todo el tiempo como un P.G (Plano General) pero sí se puede enfatizar el mismo efecto con un haz de luz enfocado en un objeto o elemento deliberadamente o con una calidad en las acciones que cumplan esta función. Es ahí cuando confluyen. Se nutren entre sí.     

En el lugar de los hechos

“Si la historia sucede en un edificio, no se está en un escenario adaptado como tal, sino que se está en el edificio mismo”.

La novedad o re significación que se ha vuelto tendencia en los últimos 5 años, ha sido la representación de las obras en espacios no convencionales como la sala (novedad para Colombia, no para países como Alemania, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y la misma Argentina entre otros, en los que ya tiene un tiempo considerable esta faceta). Para ilustrarlo, destacaré dos casos de dos grupos de buenos efectos en la audiencia que se suceden hoy día en Bogotá, la capital:La Maldita Vanidad de Jorge Hugo Marín y la Fundación Teatro Odeón de Laura Villegas.  Respectivamente, este grupo ha traído una selección de personajes tomados de la realidad colombiana cuya representación ilustra la complejidad de los seres, afirmación que por sí sola le puede a los estereotipos que finalmente son usados para la forma. Su trabajo trae a colación una verosimilitud, construida en imágenes que si volvemos a la analogía del cine son mostradas en un P.S (Plano Secuencia) que se potencializa con el espacio que puede ser la sala de una casa (lugar de su primera obra El Autor Intelectual) o un salón comunal para representar unos 15’s (Cómo quieres que te quiera). La historia se potencializa con el espacio o viceversa, siendo esta relación simbiótica al servicio de la generación de imágenes que transmitan a partir de contexto. 

 

Cómo quieres que te quiera.

Tomado de - La Maldita Vanidad Teatro - con autorización previa. http://www.lamalditavanidadteatro.com

Con actualidad de cartelera, Odeón trae un onirismo-volvemos

al Surrealismo mencionado recién-propio de Nueva York y Bogotá con sus calles atiborradas de personas, personas en autos, caminando con prisa, trabajando o amándose. Un cardumen de gente, que además de caos, significa historias, e historias significan mentes, y mentes nos asocia en -contra de su voluntad- con subconsciente, y éste último con sueños. Por decirlo con llaneza, así funciona 13 Sueños (O sólo uno atravesado por un pájaro) un grupo de personajes que toman matices oníricos  como el Hombre Pájaro pero que dicha ave y el resto de la historia amorosa es aterrizada en un contexto real,  y no sólo real sino urbano.  La obra se realiza en un viejo edificio de la Avenida Jiménez.  En 13 locaciones distintas del lugar suceden situaciones que hacen parte de un solo episodio. Tal recorrido lo hace el público-volvemos

al espacio potencializador y al principio del P.S-. Que finalmente

es como percibimos la realidad. Sin cortes. Sin salidas, ni entradas.

Distintas dramaturgias y estéticas. Pero una misma tendencia al lenguaje semiótico y a los espacios no convencionales. Hecho adrede, los lenguajes de ambos convergen en representar por medio de símbolos que conforman imágenes, que pueden ser sumamente heterogéneos pero que unidos son portadores de una significación en el espectador, un acontecer que lo hace querer volver a la butaca.
Así, pues, las sensaciones son producidas de manera más fehaciente, pues si la historia sucede en un edificio, no se está en un escenario adaptado como tal, sino que se está en el edificio mismo. Se provoca un aura intima que sugiere un voyerismo. Es el recurso al servicio del arte y no al revés. Es en pocas palabras vivir la historia en el lugar de los hechos.

JOVEN PÁJARO. 

Tomado de la página oficial de 13 Sueños, con autorización previa.

http://www.13suenos.com/

Natalia Dávila Castillo.

Periodista.

Estudiante de Arte. 

Universidad de los Andes

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